Los meses de enero y febrero vamos a dedicar especial
atención al proceso que supone el desarrollo en los niños y niñas de nuestro colegio de las fortalezas Curiosidad
y Amor por el Aprendizaje.
Se trata de dos fortalezas cuyo desarrollo requiere cambios
globales y permanentes en la manera de enseñar y aprender.
Una observación que nos preocupa a muchos docentes es el
hecho de que los niños, desde edades tempranas, muestran gran curiosidad y sed
de conocimiento, y , posteriormente, van perdiendo esas inclinaciones. Para analizar esto conviene tener en cuenta
factores tanto internos, muy vinculados al propio alumno (la motivación y el
esfuerzo) y otros externos a los alumnos, como la intervención de la familia y
de todas las personas que conforman el entorno del niño. A nosotros nos preocupa especialmente
analizar cómo enseñamos, nuestra actitud y nuestra metodología, para
potenciar esa motivación y su gusto por aprender.
La inclusión constante en la metodología de estrategias
que fomenten las fortalezas de Curiosidad y Amor por el Aprendizaje es algo
que procuramos esté presente siempre en nuestra escuela. Por eso estos dos
meses le vamos a dedicar unos tiempos específicos a “refrescar” la importancia
de tener presentes dichas estrategias:
1 1. Procurar ser un ejemplo a imitar, como
personas curiosas e inquietas por aprender. Irradiar un sincero entusiasmo por
el aprendizaje, a través de nuestra actitud interna, nuestras palabras, nuestra
expresión facial y corporal y nuestros actos. Recordamos aquí a las familias
que su actitud es igualmente esencial: un entorno familiar donde los padres
sean un buen ejemplo de aprendices entusiasmados que disfrutan leyendo y se
interesan por lo que pasa en el mundo resultará muy enriquecedor y estimulará a
sus hijos a potenciar su curiosidad y amor por aprender.
2. Potenciar aficiones tanto desde la
escuela como desde la familia ayudará también a potenciar estas fortalezas, al igual que
otras como la perseverancia o la apreciación de la belleza.
3. Ayudar a los alumnos a apreciar y disfrutar
el aprendizaje por lo que nos aporta en el presente, no solo por su
valor futuro. Una buena estrategia para ello es
convertir el placer por aprender en tema de conversación en el aula, explorando
vías para disfrutar mientras se
aprende, recreándolos en cómo vamos
mejorando, saboreando la contemplación del buen trabajo...
4.
Introducir en las aulas temas muy
diversos y que tengan capacidad de incitar la curiosidad y el deseo de conocer. Convirtiendo las clases en lugares que
realmente inspiren y provoquen deseo de aprender: proponiendo temas atractivos y
vinculados con sus intereses, planificando excursiones, siguiendo las noticias
de interés a través de la prensa, televisión o Internet… No limitándose a lo
que marcan los libros de texto, que a menudo se convierten en una prisión que
constriñen rígidamente la actividad en el aula…
5. Potenciar el interés por lo que
sucede más allá de uno mismo y de su entorno inmediato, potenciando la
lectura de la prensa, estudiando otras culturas, llevando a cabo proyectos de
trabajo...
6. Fomentar la lectura como fuente de
placer y conocimiento, utilizando el Plan Lector y la biblioteca del centro
como motores de aprendizaje.
7. Mejorar el clima de aprendizaje en las aulas:
diseñando actividades que permitan “fluir”, introduciendo cambios
metodológicos que fomenten estas
fortalezas, como los enfoques globalizados, la interdisciplinariedad, el
trabajo por tareas, el socioconstructivismo, el trabajo por proyectos.
8. Dotar al alumno de herramientas que le permitan aprender
a aprender:
a. Promoviendo
un enfoque reflexivo y estratégico al enfrentarnos con las tareas de
aprendizaje: ayudándoles a adquirir
hábitos para planificar y supervisar su propio trabajo.
b. Potenciando
el hábito de pensar sobre el aprendizaje, sin obsesionarse en exceso:
para que tomen conciencia de cómo aprenden, qué dificultades tienen y cómo
afrontarlas.
c. Incluyendo,
inexcusablemente el lado social y afectivo de aprender. El conocimiento
no implica solo aspectos cognitivos, sino que las emociones y las relaciones
con los demás están presentes en él constantemente. Incentivar el aprender con otros. Potenciar el aprendizaje
cooperativo.
d. Leyendo
y escribiendo para aprender: cuidar aspectos como la comprensión lectora,
la lectura expresiva, la correcta expresión escrita, la claridad de ideas, la
capacidad de seleccionar y transformar la información procedente de fuentes
escritas...son herramientas indispensables para el aprendizaje.
e. Dando
a los alumnos protagonismo en su propia evaluación para que tomen
conciencia de cómo aprenden. Recursos como la autoevaluación, la coevaluación,
el uso de portfolios... pueden ser de gran ayuda.
f. Ayudándoles
a adquirir estrategias de organización de su trabajo personal y técnicas
de estudio. Estas estrategias no deben enseñarse como un contenido aislado,
sino dentro de las áreas del currículo.
Basado en el programa “Aulas
Felices. Psicología positiva aplicada a la Educación” Equipo SATI del CPR Juan
de Lanuza.