Fortalezas personales

FORTALEZAS PERSONALES



Las fortalezas personales son una familia de rasgos positivos del carácter que contribuyen a una vida en plenitud. Son el fundamento de un desarrollo sano y duradero. Hay una evidencia cada vez mayor de que las fortalezas del carácter juegan importantes papeles en el desarrollo positivo de los niños y jóvenes, no solo como factores protectores generales, previniendo o mitigando psicopatologías y problemas, sino también posibilitando condiciones que promuevan la prosperidad y el desarrollo. Los niños y jóvenes que poseen un cierto conjunto de fortalezas del carácter son más felices, rinden mejor en la escuela, son más populares entre sus iguales y tienen menos problemas psicológicos y de conducta. Estas fortalezas pueden ser cultivadas y potenciadas por una adecuada educación familiar y escolar, por diversos programas de desarrollo infantil y juvenil y por comunidades saludables.
Se clasifican en torno a seis rasgos deseables de amplia aceptación universal, que se denominan “virtudes”:
Sabiduría y conocimiento.
Coraje.
Humanidad.
Justicia.
Moderación.
Trascendencia.

Estas virtudes son muy generales, de modo que con el fin de hacerlas lo más operativas posibles, se han concretado en 24 fortalezas personales que pueden definirse como “estilos moralmente valorables de pensar, sentir  y actuar, que contribuyen a una vida en plenitud”. 
 
VIRTUDES
FORTALEZAS
SABIDURÍA Y CONOCIMIENTO
Creatividad                     Amor por el aprendizaje
Curiosidad                       Perspectiva
Apertura mental  
CORAJE
Valentía                          Integridad
Perseverancia                  Vitalidad
HUMANIDAD
Amor                              Inteligencia social
Amabilidad
JUSTICIA
Ciudadanía                      Liderazgo
Sentido de la justicia

MODERACIÓN
Capacidad de perdonar    Prudencia
Humildad                       Autocontrol

TRASCENDENCIA
Apreciación de la belleza y la excelencia
Gratitud
Esperanza
Sentido del humor
Espiritualidad

La mayoría de las fortalezas correlacionan positivamente con la satisfacción en la vida, pero esta relación es bastante menor en el caso de las fortalezas de sabiduría y conocimiento. Llama la atención el hecho de que la escuela suele potenciar prioritariamente los aspectos relacionados con el conocimiento, cuando la realidad nos demuestra que este, por sí solo, no conduce invariablemente a una vida satisfactoria. Las fortalezas más asociadas con la satisfacción en la vida son: esperanza, vitalidad, gratitud, amor y curiosidad. Los estudiantes más “populares” tienden a puntuar alto en las fortalezas de justicia y en las de moderación. En los años escolares parece que estas fortalezas de carácter social favorecen la relación entre iguales y, por ello, son importantes para el bienestar personal. 
En definitiva, existe evidencia de que la felicidad depende fundamentalmente de nuestra actitud interior y nuestra actividad deliberada y para ello es preciso disponer de fortalezas personales y ser capaces de ponerlas en juego en la vida diaria. Por eso, pretendemos que la educación de nuestros niños y niñas esté llena de experiencias positivas y que contribuya a desarrollar en ellos el máximo número de fortalezas posibles que les permita alcanzar un bienestar y una satisfacción vital duraderos.
¿CÓMO PROMOVER EL DESARROLLO DE FORTALEZAS PERSONALES?
Siguiendo las propuestas del programa AULAS FELICES del Equipo SATI, pretendemos desarrollar en nuestro centro cinco principios generales que permitan crear un ambiente positivo que potencie el bienestar y el aprendizaje y favorezca el desarrollo de las fortalezas personales:
  1. La actitud del profesorado. La calma, la alegría y la valoración de lo positivo serán el hilo conductor de nuestra actitud cotidiana. Con expectativas positivas que tendrán efectos de “profecía cumplida” en el rendimiento de los alumnos. Utilizando un lenguaje positivo, el “lenguaje de la autoestima”. Siendo un modelo de fortalezas.
  2. Crear condiciones de aprendizaje que permitan “fluir”. La implicación de los alumnos en el aprendizaje escolar es mayor cuanto mayor es la concentración, el disfrute y el interés.
  3. Promover una educación que prime más la calidad que la cantidad. No obsesionándolos por trabajar un excesivo número de contenidos.  Seleccionando y priorizando aprendizajes, eliminando actividades que no aporten realmente nada educativo y aplicando la máxima de que “menos es más en educación”.
  4. Optar por modelos organizativos y metodológicos estimulantes y variados apostando por enfoques socioconstructivistas, el aprendizaje significativo, la interdisciplinariedad, los proyectos de trabajo, el trabajo por tareas y el aprendizaje cooperatvo.
  5. Aprovechar diversos programas ya existentes que puedan ayudar a desarrollar determinadas fortalezas personales.

Además de todo lo expuesto, en nuestra escuela trabajamos, por un lado, actividades para desarrollar la Atención Plena, que se llevan a cabo de manera transversal a lo largo de todo el año, y, por otro, actividades concretas con propuestas específicas para trabajar cada trimestre al menos en una o dos fortalezas del carácter. Muchas de estas fortalezas están relacionadas entre sí y, a menudo, el trabajo sobre una de ellas incide en las otras.