Noviembre: trabajando el Autocontrol






El autocontrol es una fortaleza básica e indispensable para desarrollar todas las demás fortalezas.


El autocontrol es la capacidad para regular los propios sentimientos y acciones: ser disciplinado, controlar impulsos y emociones y no que estos nos controlen a nosotros. Se refiere a la capacidad de gestionar la propia vida, actuando de manera autónoma, sin que nos manejen las circunstancias externas o  factores internos no conscientes.


 Para trabajar esta fortaleza, vamos a considerar su relación directa con otros ámbitos de intervención en los que ya estamos trabajando o en los que vamos a trabajar durante este curso:

-        LA ATENCIÓN PLENA, un elemento fundamental que puede constituir el núcleo central del autocontrol.  Seguiremos, por tanto, con ejercicios prácticos para continuar desarrollándola.

-        EL CONTROL DE EMOCIONES E IMPULSOS:  Estos son algunos de los aspectos en los que queremos aprender a ejercer autocontrol:

  *   Las emociones negativas y la impulsividad:
      ira, violencia, comportamientos de riesgo…

  *   Las emociones positivas excesivas: por ejemplo la
       euforia…

  *    La capacidad de demorar la necesidad de satisfacción
        inmediata.

  *     La tolerancia a la frustración.

  *     La resistencia a tentaciones



Cuando trabajamos la Inteligencia Social abordamos también actividades muy relacionadas con el autocontrol, para tomar conciencia de las motivaciones y sentimientos propios y de los demás, para saber comportarnos en las diferentes situaciones sociales o para desarrollar empatía.


 Para seleccionar las actividades de trabajo de esta fortaleza, nos inspiramos en las propuestas de Aulas Felices y Cultivando Emociones. Estas son algunas de esas actividades:

-          ¡Tengo que esperar! (Educación Infantil)
-          ¡Paciencia! (Educación Infantil y primaria)
-          Cada cosa a su tiempo. (Infantil y primaria)
-          Contar hasta 10 (Primaria)
-          Librarse de la ira. (Infantil y primaria)
-          Y hago… ¡booooommmmmm! (Primaria)
-          Esperar es mejor. (Primaria)
-          Necesito mejorar (Infantil y primaria)
-          El rincón de la paz (Infantil y primaria)
-          ¿Qué harías tú? (Infantil y primaria)
-        Las nubes y los soles de nuestra vida. (Infantil y Primaria)
-        Mi tortuga Lola (infantil)

 

 Además de con actividades puntuales, el autocontrol de la conducta puede trabajarse en todas las actividades que realiza el niño tanto en la escuela infantil como en el hogar, y cualquier oportunidad es buena para hacerlo.

Algunos consejos y recomendaciones a los padres, para que puedan ayudar a sus hijos a mejorar su autocontrol:
 
·         Actuar como un buen modelo de conducta: la forma en que los padres reaccionemos al estrés, a distintas emociones, frustraciones, influirá de forma decisiva en cómo lo hará el niño.

·         Valorar más el esfuerzo: si el niño cree que con su esfuerzo puede cambiar las cosas y que no es una cuestión de talento, intentará mejorar. Por eso, en vez de decirle que es muy listo por sacar buenas notas, es mejor elogiar lo que hace por obtenerlas.

·         Transmitirles que los errores son una oportunidad para aprender y que son inevitables y una parte de nuestra vida.

·         Fomentar en los niños el sentido de la autonomía y de la responsabilidad. Es interesante que los niños vayan tomando sus decisiones y vayan viendo  que éstas tienen sus consecuencias.

·         Tratar de mantener el estrés a un nivel bajo, durante el embarazo y los primeros años del niño.

     El autocontrol es y va a ser una capacidad decisiva en el futuro (y presente) de nuestros hijos, por lo que parce fundamental que nos esforcemos por trabajarla con y junto a ellos.


¿Qué diferencia hay entre controlarse y reprimirse?

Cuando reprimimos una emoción, ello nos genera más frustración todavía, hasta que acaba explotando y causando mucho más dolor en sí mismo y en los demás.

El control no tiene que ver con negar la situación, eliminarla o mantenerse rígido.  Vendría a ser como montar un caballo: el caballo puede ir al paso, al trote o al galope, pero es muy complicado ir sobre un caballo desbocado.  Las emociones serían el caballo, y nuestra tarea, aprender a montarlo al paso, al trote o al galope… Es importante saber qué nos desboca… y para fortalecer nuestro talento de controlar una emoción, es importante saber reconocer qué nos está diciendo en realidad esa emoción, qué mensaje nos quiere comunicar. Una vez comprendido, podremos reconocerlo cuando se nos presente y darle una expresión más digna a la emoción que sentimos… Exteriormente puede parecer que estamos haciendo lo mismo que cuando nos reprimimos, pero en nuestro interior habrá mucha más paz y no un vaso que lentamente se llena hasta rebosar y provocar una inundación desastrosa.  Cuando desarrollamos el autocontrol aprendemos que la libertad personal deviene de una mayor autorregulación y no al revés. Y comprobamos que es, además, la llave para el crecimiento y desarrollo de las propias potencialidades y capacidades para lograr una vida plena.