Llegó el final de curso, y es tiempo de hacer una pausa para retomar energía, para asentar lo aprendido, para interiorizarlo y para divulgarlo.
Este curso, emocionalmente hablando, ha sido un curso muy rico, muy agradecido. Los profesionales que estamos viendo al alumnado observamos su madurez, su capacidad de relacionar, de reflexionar, de hacer comparativas, de expresar su opinión, de buscar estrategias, de encontrar soluciones. Muy, muy emotivo de veras. Es que, nuestros chicas y chicos observan todos los detalles de su alrededor y perciben de forma rápida lo que ocurre.
Estamos orgullosos de ellos, de su trabajo, de su esfuerzo, de su capacidad para analizar y reconocer cuando su actitud o conducta no es adecuada y proponen reconducirla. Todo ello, es el resultado de que son muchachos/as magníficos, de que desde casa también se trabajan las emociones y de que su profesorado ha trabajado duramente, si duramente, todo el curso, observando como "linces" sus inquietudes, su malestar, sus preocupaciones , ayudándoles a estructurar sus sentimientos y emociones y canalizar la forma adecuada, sus posibles dificultades diarias.
Enhorabuena a todos los que habéis participado de estos logros. Cada gesto, cada actitud es tan importante.... porque será una semilla para el futuro emocional de nuestro alumnado.
Ahora que tenemos más tiempo, os animo a que visitéis las entradas anteriores, si no habéis tenido tiempo de leerlas.
Y en el siguiente video podéis ver un resumen de las fortalezas trabajadas durante este curso. Son muchas más actividades, pero es imposible recoger cada una de las realizadas en las clases.
¡Feliz verano!