Encuentro familias-coordinación (II): Dinámica de empatía

En la sesión de hoy, trabajaremos la empatía.
 
¿Qué es la empatía? Es la capacidad de ponernos en el lugar de otra persona. No significa imaginar que vivimos lo que la otra persona está viviendo, sino imaginar cómo lo está viviendo la otra persona: no es un "si yo estuviese en tu situación", sino más un "si yo fuese tú". Hago este apunte porque a veces se malinterpreta lo que significa la empatía y se sigue tomando con un punto de vista centrado en "yo", y no en la otra persona.
 
Al entrar a la sala, nos encontramos con un mural enorme, dividido en 2 columnas. Cada columna, a su vez, está dividido en 4 filas, siendo la última fila común (en la foto no está unida la última fila porque la uní sin querer, ¡cosas de las prisas!). Las filas serán: la reacción de cada persona, las emociones, las necesidades, y las posibles soluciones (esta última sería la parte conjunta).
El mural, todavía en blanco                                  Presentación de la actividad
Explicamos que este mural mostrará dos comportamientos diferentes en una situación: el nuestro, la persona adulta, y el de un/a peque. La situación que usaremos es: "le digo a mi peque que toca recoger".
 
Su reacción
Mi reacción
 
Lo primero que analizaremos, es las emociones: ¿Cómo me siento yo? ¿Cómo creo que siente la otra persona? Añado ese "creo que" porque es muy difícil saber cómo se siente la otra persona. A veces, incluso aunque se lo preguntemos, y nos respondan, pueden no decirnos la verdad, no saber comunicar qué están sintiendo, o incluso confundir las propias emociones.
 
Primera pregunta
Cómo me siento yo
Cómo se siente la otra persona

Tras analizar las emociones, pasamos al origen de la mismas. ¿Qué hace que nos sintamos así? ¿Y a la otra persona? De nuevo, enfocamos la pregunta con el "crees que", puesto que, igual que con las emociones, es difícil poder asegurar qué necesita la otra persona, pero es importante saber que deben tenerse en cuenta.
 
Segunda pregunta
  
Necesidades que no tenemos cubiertas en ese momento. Pero, ¿qué necesidades? 
Para ello, miramos a las necesidades organizadas por Rosenberg, en relación a la comunicación no violenta (CNV): 
 
La lista de necesidades
 
   
Necesidades de la otra persona
Necesidades adultas


Ahora que conocemos la causa de las emociones y del comportamiento (en este caso, guiado por esas emociones), podemos pensar en cómo encontrar una solución. La solución tratará de cubrir las necesidades de ambas personas en la medida en que sea posible (quizá a veces esto no sea posible). Intentaremos utilizar una negociación de necesidades (no tiene que ser una negociación explícita con la otra persona). Es importante ser consciente de que las cuestiones emocionales y de comportamiento en las personas no son pura matemática: puede ocurrir que una misma solución nos sirva en un momento y no en otro, o con una persona pero no con otra. Deberemos navegar entre diferentes posibles soluciones.
 
Posibles soluciones (I)
Posibles soluciones (II)

Posibles soluciones (III)

Cerrando la actividad

Para terminar, escribimos en unas etiquetas una solución que nos llamase la atención/que quisiéramos recordar en el futuro, y añadimos esa etiqueta al llavero de la sesión anterior: tenemos así estrategias para el miedo y la empatía siempre a nuestro lado.

Como lecturas recomendadas, tenemos: 

  • Zapatos mágicos (Cuento corto del libro De mayor quiero ser feliz 1, de Anna Morató García) 
  • Un mundo mejor (Cuento corto del libro De mayor quiero ser feliz 2, de Anna Morató García
  • Nos tratamos bien, de Lucía Serrano.
  • Yo soy humano, de Susan Verde.

Encuentro familias-coordinación (I): Dinámica de miedos

Dinámica de miedos

Al entrar en el aula, vemos un bulto debajo de una tela negra. Sobre la tela, observamos unos llaveros y unas tarjetas. 
 

El bulto es algo desconocido, que nos puede dar miedo.

 

Observamos que las tarjetas se tratan de miedos a superar en forma de desafíos.

 

Cogemos una por persona y podemos compartir por qué hemos elegido ese desafío.

 

El mío es: "No hacer/ser lo suficiente". 

 

Para poder llevárnoslo (porque los miedos a veces no nos dejan y debemos intentar superarlos de manera continua), cogemos un llavero y escribimos en su etiqueta el miedo que trabajaremos.

 

Una vez hemos identificado el miedo, quitamos la tela y observamos lo que hay bajo ella: un cofre cerrado.

 

Apagamos la luz y, jugando con una linterna, utilizamos la estrategia VAE:

 

Validar

Acompañar

Empoderar

 

Vemos cómo al usar frases invalidantes ("no pasa nada""de eso no tienes que tener miedo""tú y tu miedo por todo"), la sombra del cofre y con ella, el miedo, crecen.

 

Sin embargo, cuando usamos frases que siguen la VAE ("entiendo que esto te da miedo""veo que tienes miedo""tener miedo a veces es normal""estoy contigo"), la sombra y el miedo se vuelven cada vez más pequeñas.

 

Usando VAE, podemos identificar qué hay debajo de esta tela negra. Se trata de un cofre.

 

Con nuestras llaves, podemos ver qué se esconde en su interior: cuál es el origen de ese miedo. Nos encontramos frases como:

 

No soy capaz

Me voy a equivocar

Se van a reír de mí

Me van a abandonar

                                           

Es importante reconocer no solo el miedo, sino el origen del mismo.

 

Cogemos entonces una estrella troquelada y escribimos en ella una frase que valide el miedo, algo que nos sirva como herramienta o estrategia cuando la necesitemos. 



Metemos la estrella dentro del llavero y así nos llevamos unido al miedo algo que nos ayuda a lidiar con él.

 

Al acabar las dinámicas, recomiendo las siguientes lecturas para peques:



Juan con miedos, de Alma Serra.

Los tentáculos de Blef: miedo, de Teresa Arias Sánchez y Eva Clemente Laboreo.

Gato, Guille y los monstruos, de Rocío Martínez.

Puedes, de Carmen Mateo Pérez.

 

Y, para acabar, leo un texto mío a forma de reflexión sobre los miedos, que aplica tanto a la niñez como a la vida adulta: